Después de un verano caluroso, las temperaturas más frescas son agradables, pero con los días más cortos se libera más melatonina y menos serotonina. La consecuencia: nos sentimos más cansados y el ánimo se vuelve más gris. Las altas temperaturas controlan el apetito. En otoño ahora preferimos asado en lugar de ensalada, mousse de chocolate en lugar de sandía. Eso no pasa desapercibido en la balanza. El psicólogo nutricional Prof. Klotter (Uni Fulda) dice: “Por lo general, son uno o dos kilos más los que se ganan al final del invierno.”
Por supuesto, esto no es un destino inevitable, sino que uno puede navegar por la temporada más oscura sin aumentar de peso.
Hemos recopilado algunos consejos útiles para ello:
1. Buscar la luz
Investigadores de la Universidad de Toronto explican que por falta de luz diurna se libera poca serotonina, la hormona de la felicidad, y buscamos sentimientos positivos. Nuestro cuerpo puede producir serotonina tan pronto como consume alimentos ricos en triptófano (queso, carne, pan). Por eso anhelamos fondue de queso, asado o pan de jengibre y similares.
La alternativa es salir a la luz del día tan a menudo como sea posible (incluso en días nublados) para estimular la producción de serotonina de esta manera. Entonces también disminuye el apetito.

Y haz algo que te divierta mucho. Eso tiene el mismo efecto.
2. Evitar el ``instinto de la ardilla de las mejillas``
Investigadores en nutrición de la Universidad de Massachusetts descubrieron que en las últimas 12 semanas del año comemos aproximadamente 220 kcal más por día, un vestigio de nuestra evolución. Por eso es importante compensar al día siguiente de una comida alta en calorías, por ejemplo, con muchas verduras y una guarnición de proteínas o un Precon Shake.
3. Reducir las hormonas del estrés
El estrés aumenta el nivel de cortisol y frena el metabolismo de las grasas. Por eso: ¡muévase! Cualquier movimiento ayuda, cada paso extra cuenta, ya sea en la pausa del almuerzo o el fin de semana.
4. Cuando el sofá tienta
Claro que es más agradable en el sofá que afuera cuando hay tormenta y lluvia. Sin embargo, esto puede salir mal porque el deporte reduce la liberación de la hormona estimulante del apetito Ghrelina. La sensación de hambre permanece suprimida durante horas. Así que: busque un deporte adecuado que pueda practicar de forma constante y sin importar el clima: usar bicicleta estática, ir a la cinta en el gimnasio, nadar.
5. Repartir inteligentemente las galletas y el vino caliente
Las tentaciones están por todas partes y las prohibiciones son poco realistas porque a menudo aumentan el deseo. Por eso, reparta las golosinas, disfrútelas con moderación y compre lo menos posible. También es bueno tener en casa un stock de snacks saludables (verduras, frutas, nueces, semillas). Puede usarlos como alternativa a los dulces.
6. Comer rico en fibra
Las fibras ayudan a sentirse lleno por más tiempo y controlan el apetito. Por eso es buena idea asegurarse de consumir suficiente fibra. Verduras, frutas, cereales integrales y legumbres deben seguir formando parte del menú diario. Mejor si se preparan uno mismo.

7. Los suéteres gruesos disimulan los kilos
Como la ropa gruesa de invierno disimula bien la figura, no se ven de inmediato las consecuencias si se ha comido más de lo necesario durante un tiempo prolongado. Por eso, pésese regularmente y actúe si la balanza sube.
8. Evitar comer emocionalmente
Quien pase más tiempo en casa podría sentir más aburrimiento. Es fácil recurrir a la bolsa de patatas si no se distingue entre comer emocionalmente y tener hambre física. Pregúntese: ¿Estoy comiendo por aburrimiento o porque tengo hambre? Si es comer emocional, busque una alternativa para distraerse.
¡Que pase bien el otoño!



