Nuestras defensas nos protegen día a día contra agentes patógenos como virus o bacterias. El éxito de esta protección depende de nuestro sistema inmunológico. Si este está debilitado, los agentes patógenos lo tienen más fácil. Un sistema inmunológico fuerte es hoy más importante que nunca. Esto se manifiesta en cansancio, agotamiento y un aumento de infecciones. De hecho, las personas cuyo sistema inmunológico no funciona de manera óptima tienen claramente más infecciones y tardan más en recuperarse. Hemos preparado para usted algunos consejos sobre cómo fortalecer un sistema inmunológico débil con medidas sencillas.
1. Alimentación saludable
Una alimentación saludable y variada influye en nuestro bienestar general y en el rendimiento de nuestro cuerpo. Por supuesto, nuestro sistema inmunológico también se beneficia de un buen suministro de nutrientes, ya que entonces nuestro cuerpo tiene buenas posibilidades de defenderse con éxito contra los agentes patógenos. Quien quiera mantenerse sano, debe comer regularmente verduras y frutas. Estas contienen, además de fitonutrientes secundarios beneficiosos para la salud, muchas vitaminas importantes para un sistema inmunológico fuerte.
Los cereales, productos integrales, legumbres, nueces, carne, pescado, leche y productos lácteos también son buenas fuentes de muchas vitaminas y minerales y deberían incluirse regularmente en la dieta. Prefiera las variantes integrales en los carbohidratos para obtener suficiente fibra dietética. Esta promueve una flora intestinal saludable, que es especialmente importante para un sistema inmunológico eficaz, ya que aproximadamente el 80 % de las células inmunitarias se encuentran en el intestino. Cómo equilibrar sus comidas se muestra en el Precon Tellercheck.
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2. Beber suficiente
Quienes beben poco suelen sentirse cansados y con menos energía. La falta de líquidos también nos hace más susceptibles a infecciones. Cuando las mucosas se secan, virus y bacterias tienen más facilidad para actuar, ya que se eliminan peor. Beba por lo tanto entre 2 y 3 litros de agua o té sin azúcar al día.
3. Evitar fumar y el alcohol
Además del efecto cancerígeno, fumar daña las mucosas de las vías respiratorias y debilita el sistema inmunológico. La función natural de limpieza de las vías respiratorias se reduce, y los patógenos no pueden ser atrapados ni eliminados del cuerpo tan eficazmente. El riesgo de infecciones respiratorias y neumonías es mayor en fumadores. Por ello, el consumo de cigarrillos debe limitarse tanto como sea posible o, preferiblemente, evitarse por completo.
También el alcohol puede debilitar las defensas naturales del cuerpo y aumentar el riesgo de infección. Por eso, limite su consumo de alcohol siempre que sea posible. Esto es especialmente importante si ya siente signos de infección. En ese caso, evite por completo las bebidas alcohólicas.
4. Mantenerse en movimiento y salir al aire fresco
Muévase regularmente y active su circulación. Especialmente las actividades deportivas moderadas y los deportes de resistencia fortalecen el sistema cardiovascular y mejoran al mismo tiempo la defensa inmunitaria. Pero no se exceda con el esfuerzo, porque un esfuerzo excesivo puede tener el efecto contrario. Después de un esfuerzo excesivo, el número de células inmunitarias disminuye temporalmente, lo que dificulta la lucha contra los patógenos.
El ejercicio al aire libre tiene otra ventaja: la producción corporal de vitamina D se estimula mediante la radiación UV en la piel. Salga al aire libre y mejore su suministro de vitamina D. Científicos de la Universidad de Copenhague han descubierto que la vitamina D es importante para nuestro sistema inmunológico. Porque con una deficiencia de vitamina D, las células asesinas del sistema inmunológico no pueden reaccionar para combatir los patógenos en el cuerpo.
5. Asegurar un sueño saludable
Quien comienza el día descansado no solo es más productivo, sino también menos propenso a infecciones. La falta de sueño conduce a una mayor liberación de la hormona del estrés cortisol. Varios estudios han demostrado que la falta de sueño reduce el número de células defensivas y debilita el sistema inmunológico. Quien duerme aproximadamente siete a ocho horas diarias le da a su cuerpo tiempo suficiente para recuperarse y regenerarse.
También preste atención a un buen clima interior y ventile las habitaciones regularmente. Los expertos recomiendan una temperatura en el dormitorio de 18 grados Celsius. La temperatura óptima depende de la sensación personal de frío. La temperatura perfecta para dormir es aquella en la que no se siente ni frío ni calor.
6. Reducir el estrés
Muchos estudios muestran que el aumento del estrés debilita la defensa inmunitaria y aumenta la susceptibilidad a las infecciones. El estrés crónico también puede provocar estados de agotamiento que ofrecen condiciones favorables para la multiplicación de patógenos. Por lo tanto, evite las situaciones estresantes tanto como sea posible y aproveche todas las oportunidades en la vida diaria para relajarse de manera específica.
7. Lavarse las manos
Aunque lavarse las manos regularmente no fortalece directamente el sistema inmunológico, es una de las formas más efectivas de protegerse contra la infección y la transmisión de patógenos. La mayoría de los patógenos se transmiten a través de las manos. Lavarse las manos a fondo con jabón reduce eficazmente la carga de virus y bacterias y, por lo tanto, el riesgo de infección. También es importante mantener las manos alejadas de la cara. Evite especialmente el contacto con los ojos, la boca y la nariz con las manos sin lavar.
¡Manténgase saludable!



